«Nada está oculto. La único oculto está en ti por ti. La vida interior no es en sí una cosa oculta». A.G.E.Blake
Al fin y al cabo, la pregunta es: ¿cuánto más conscientes podemos ser de lo que ya creemos que somos? ¿Qué perdemos en la vida, en el día a día por no ser conscientes de que no somos conscientes? Creerse consciente forma parte del automatismo. Un automatismo que eclipsa precisamente a la fuerza de la que se nutre.
Normalmente, la persona que busca, en alguna ocasión ha tenido un momento de consciencia de sí. Pero tras muy poco tiempo, sin que nos demos cuenta, lo experimentado se convierte en un simple recuerdo que almacenamos en nuestra memoria. Un recuerdo por el que nos levantamos cada día, sabiéndolo o sin saberlo.
Gurdjieff decía que el hombre “corriente” está hecho de múltiples personalidades o yoes que viven en la impermanencia y a los que cualquier situación exterior puede hacer que giren como una veleta. Que no tiene un centro de gravedad desarrollado que le mantenga en contacto con su naturaleza esencial, independientemente de lo que pase ahí fuera. De esta manera, la presencia real en la vida es escasa.
Trabajar con los Movimientos de Gurdjieff ofrece la posibilidad de empezar a crear algo permanente dentro de nosotros, de forma que uno pueda hacerse dueño de sí mismo.
Las posturas de los Movimientos están pensadas para trabajar la plena atención y que con la práctica seamos capaces de mantenerla cada vez durante más tiempo, siendo este el principio del desarrollo de una mayor consciencia.
Están pensados para posibilitar la observación de nuestros automatismos como requisito previo e indispensable para el despertar. Para usar los centros emocional, intelectual y motor de forma conjunta, trabajando así nuestras disociaciones internas.
Para permitir una mayor coherencia entre lo que hacemos, pensamos y sentimos. Una nueva forma de comunicación interna. Una herramienta para ser más conscientes. Las posturas de los Movimientos no son simples posturas corporales. Son posturas que llaman a la inteligencia del sentimiento y de pensamiento con una energía propia.
Cada postura define un estado, que se vuelve visible a través del cuerpo, el cual es la puerta que comunica nuestro mundo interno con nuestro mundo externo. Buscan la cohesión interna integrando la perspectiva del yogui, la del faquir, y la del monje:
- El yogui trabaja la disciplina mental
- El faquir la disciplina del cuerpo
- El monje la disciplina del sentimiento
Decía Gurdjieff que quien vive dominado por un solo centro vive en la alucinación, quien vive en dos centros en la semi-alucinación, y que solo quien vive desde sus tres centros vive de una forma más harmónica.
De igual forma que cada día recorremos generalmente zonas de nuestro entorno físico que ya son conocidas para nosotros, también estamos acostumbrados a recorrer dentro de nosotros itinerarios internos ya conocidos. Recorremos sin parar, paso a paso, un círculo infinito: los pensamientos nos generan emociones, las emociones nos generan sensaciones, las sensaciones acciones. Las acciones, nuevos pensamientos etc.
Solo cuando salimos de ese círculo, podemos ver. Solo cuando lo abandonamos, existe la posibilidad de ser plenamente consciente.
Los Movimientos son una larga serie de ejercicios destinados a romper esa cadena infinita, que rompa a su vez nuestros automatismos y nos permita entrar en una nueva perspectiva desde la que observarnos de forma íntegra: una observación que no es desde los tres centros, es una observación incompleta.
Este tipo de observación y toma de conciencia de sí asientan la base para poder iniciar una transformación de forma real. Pero para que se produzca esa observación real, no basta con desearlo, sino que se necesita de una constancia y una voluntad que este trabajo también ayuda a desarrollar.
El Cuarto Camino es una enseñanza dirigida a aquellas personas que, verdadera y profundamente, desean entrar en contacto consigo mismas.
Un trabajo, como decía Gurdjieff, para llegar a ser quien uno es.
Jorge Díaz
Dirijo los grupos de Trabajo y enseñanzas de Gurdjieff en Akhaldan desde 2007. Conocí el trabajo en 1998, fue a través de una persona a la que tenía gran admiración y estima. “Relatos de Belcebú a su nieto” fue mi puerta de entrada al trabajo. Fui buscando el trabajo en diferentes grupos por todo el mundo y profundizando en la práctica de los movimientos durante años. La línea de John Bennett siempre me ha dado una perspectiva fresca y dinámica del trabajo.
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