El sueño despierto (el trance ordinario) es un estado ingrato. Una parte demasiado grande de nuestra esencia, de nuestros sentimientos, deseos y talentos profundos han sido invalidados y falseados durante el condicionamiento destinado a amoldarnos al consenso de lo que es normal.
Así, el sueño despierto está lleno de tensiones y presiones. Los mecanismos de defensa son dispositivos de alivios, “topes”, que permiten un funcionamiento adecuado a la cultura en su conjunto.
Sin embargo, el precio que debe pagar el individuo para este fin es elevado. Hay una especie de tensión, de inquietud y de agitación en las actividades de la vida que nos separa de nosotros mismos y de los demás.
Al amplificar considerablemente e interactuar con esta auto alienación, las distorsiones de nuestra percepción de la realidad exterior (especialmente en lo que concierne a los demás) y las distorsiones de nuestros propios sentimientos que aparecen a causa de nuestras automatizaciones y mecanismos de defensa, conducen frecuentemente a acciones inadaptadas.
Si fuéramos capaces de despertar, ¿de que no seríamos capaces?

Charles T. Tart

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