La fe de la consciencia es libertad. La fe del sentimiento es debilidad. La fe del cuerpo es estupidez.

El amor de la consciencia provoca, en respuesta, su igual. El amor del sentimiento provoca su contrario. El amor del cuerpo depende tan sólo del tipo y de la polaridad.

La esperanza de la consciencia es fuerza. La esperanza del sentimiento es esclavitud. La esperanza del cuerpo es enfermedad.

G.I.Gurdjieff (Relatos de Belcebú a su nieto)

Dentro de cada uno de nosotros yace un potencial oculto: una consciencia de naturaleza trascendental que, aunque sepultada bajo innumerables capas de pensamientos y creencias, aguarda paciente a ser revelada. Este potencial no solo constituye la clave para una comprensión más profunda de nuestro ser, sino que también abre la puerta a los tres impulsos sagrados de la Fe, la Esperanza y el Amor.

Para desenterrar este potencial, debemos embarcarnos en la ardua tarea de desaprender. Todo lo que creemos saber actúa como un velo que oscurece nuestra percepción de la verdad. Abordar cada enseñanza con la mente de un principiante me permite desgarrar este velo y abrirme a revelaciones nuevas y auténticas.

Los terráqueos «educan» a sus hijos a no obedecer jamás, ni a atender los dictados de la «consciencia» presente en ellos, enseñándoles a comportarse, en cambio, de acuerdo con lo prescrito en los manuales del «buen tono» escritos, por lo general, por diversos candidatos a «Hasmamussianos». Y claro está que cuando estos niños crecen y se convierten en seres responsables, producen automáticamente manifestaciones y actos acordes con la educación recibida.
Gracias a todo ello, la consciencia que podía restar en los seres de aquel planeta es objeto, desde la más temprana infancia, de un movimiento regresivo, de modo tal que llegada la época de su madurez responsable, su consciencia se halla reducida tan sólo a lo que ellos llaman subconsciente.
En consecuencia, el funcionamiento de los referidos datos para la generación en sus presencias de dicho Divino impulso de la consciencia, fue cesando paulatinamente hasta caducar por completo hace ya mucho tiempo, en la participación de los procesos conscientes por medio de los cuales se rige su vida de vigilia.
Por ello, querido niño, la cristalización en sus presencias comunes de la Divina Manifestación procedente de lo Alto para los datos necesarios para el surgimiento de este sagrado impulso del ser, sólo tiene lugar en sus subconscientes —que han dejado ya de participar del proceso de su existencia ordinaria de vigilia— y por esa razón, estos datos han escapado a la degeneración a la cual se hallan sujetos todos los demás sagrados impulsos eserales, y que ellos también deben poseer en sus presencias, es decir, los impulsos de la Fe, el Amor y la Esperanza.
(Relatos de Belcebú a su nieto Cap.27)

 

La Alquimia del Aprendizaje

El proceso de aprendizaje genuino es una alquimia entre lo que observamos externamente y nuestras realidades internas. Esta conexión no es un mero intercambio de información, sino una fusión creativa que engendra algo completamente nuevo. Es en esta interacción dinámica donde el conocimiento cobra vida y resonancia.

La incertidumbre, frecuentemente percibida como un obstáculo, puede revelarse como una virtud en el camino del conocimiento. La sensación de no comprender completamente mantiene viva la llama de la curiosidad y nos impulsa a explorar con mayor profundidad. Esta incertidumbre es el primer paso hacia una auténtica comprensión.

La espiritualidad, lejos de ser una abstracción reservada para momentos aislados, está urdida en la trama de mi cotidianidad. Cada acción y pensamiento puede convertirse en una manifestación de nuestra búsqueda interna, siempre y cuando abordemos la vida con conciencia y propósito. Reconocer esto me permite integrar lo sagrado en mis rutinas diarias.

En el camino hacia la autocomprensión, existe siempre una dialéctica entre opuestos. Mientras una parte de nosotros absorbe lo nuevo a través de conceptos e ideas, otra parte debe involucrarse activamente para que el aprendizaje sea auténtico. Este equilibrio entre lo intelectual y lo emocional, entre la mente y el corazón, es crucial para integrar las diversas facetas de nuestro ser.

Impulsos Esenciales: Fe, Esperanza y Amor

En cuanto a la totalidad de los datos espiritualizados localizados en su presencia con miras al verdadero consciente eseral —que ellos llaman, el «subconsciente»—, como no poseen ni adquieren ningún «crecimiento logicnestariano» que les permita la confrontación y la crítica, y como no tienen desde el principio más que la posibilidad de suscitar los sagrados impulsos eserales llamados «Fe», «Amor», «Esperanza», y «Consciencia», creen siempre, aman siempre y esperan siempre, con relación a todo lo nuevo que perciben.
(Relatos de Belcebú a su nieto Cap.32)

En «Relatos de Belcebú a su nieto», Gurdjieff  nos habla de tres impulsos esenciales: Fe, Esperanza y Amor. Estos impulsos se han deteriorado, por lo que el ser humano ya no posee la Fe, la Esperanza y el Amor propios de su naturaleza más esencial.

La consciencia ha quedado sepultada en las profundidades de nuestra esencia y yace en el subconsciente. Por lo tanto, es imperativo penetrar en el subconsciente para recuperar la verdadera consciencia. Tal incursión permitirá que resurjan los genuinos impulsos sagrados de la Fe, la Esperanza y el Amor, pues continúan latentes en nosotros.

Para integrar verdaderamente estas enseñanzas, debo reconocer, sufrir mis propias limitaciones, mi ego y permitir que una sabiduría más profunda fluya a través de mi. Esta apertura me guía para manifestar los impulsos sagrados de la Fe, la Esperanza y El Amor en mi vida cotidiana.

Explorar la consciencia objetiva y los impulsos de la Fe, la Esperanza y El Amor  me ofrece una guía hacia una vida rica en significado y propósito. Al liberarme de mis ideas preconcebidas y conectar lo externo con lo interno, puedo alcanzar un estado de comprensión profunda. Este viaje no solo me desafía, sino que también me brinda la oportunidad de redescubrir la esencia de mi existencia, de vivir en armonía con mis verdades internas y de elevarme hacia una comprensión superior.

Jorge Díaz

Jorge Díaz

Dirijo los grupos de Trabajo y enseñanzas de Gurdjieff en Akhaldan desde 2007. Conocí el trabajo en 1998, fue a través de una persona a la que tenía gran admiración y estima. “Relatos de Belcebú a su nieto” fue mi puerta de entrada al trabajo. Fui buscando el trabajo en diferentes grupos por todo el mundo y profundizando en la práctica de los movimientos durante años. La línea de John Bennett siempre me ha dado una perspectiva fresca y dinámica del trabajo.

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