En la búsqueda de comprensión, uno puede encontrarse a menudo en un laberinto de preguntas sin respuesta, donde la esencia misma de mi existencia y la realidad que percibo se entrelazan en un enigma en apariencia indescifrable.
Desde el primer paso en este viaje uno recibe la invitación a mirar más allá de la superficie, hacia una comprensión que solo puedo alcanzar al conectar con mi ser interior. Esta búsqueda es un continuo entre la inmensidad de lo infinito y la precisión del momento presente, y revela que la realidad, en su expresión más pura, es una sinfonía del todo, y que los fenómenos individuales que experimentamos son solo notas relativas dentro de esta composición mayor.
El Trabajo me guía a entender que la capacidad para transformar visiones en realidades tangibles no es solo un acto de voluntad, sino un proceso arraigado en la calidad de mi atención y la expansión de mi momento presente.
La decisión de emprender este viaje no surge de la nada; está influenciada por la riqueza de mis experiencias pasadas y las expectativas que albergo hacia el futuro. Sin embargo, es en el aquí y el ahora donde realmente tengo el poder de moldear mi realidad, pues el presente es el único tiempo que verdaderamente poseo, una tierra donde siembro las semillas de mis aspiraciones más audaces.
En este espacio, se puede expandir la conciencia más allá de la reacción instantánea y superficial, hacia una comprensión más profunda de cómo las percepciones y decisiones dan forma a la realidad en la que vivo. Cada momento de atención es una oportunidad para sintonizar con niveles más ricos y complejos de existencia, donde las simples observaciones se transforman en una comprensión sobre la interconexión de todas las cosas.
Este proceso de expansión y profundización del momento presente representa un desafío que me reta a superar los límites de mis percepciones habituales, las cuales se encuentran condicionadas por el pasado, y me invita a abrazar la posibilidad de un futuro forjado en la claridad y el propósito. Al hacerlo, no solo transformo mi propia realidad, sino que también contribuyo a una sinfonía más amplia del universo, tocando notas que resuenan con la verdad más profunda de mi ser.
Jorge Díaz
Dirijo los grupos de Trabajo y enseñanzas de Gurdjieff en Akhaldan desde 2007. Conocí el trabajo en 1998, fue a través de una persona a la que tenía gran admiración y estima. “Relatos de Belcebú a su nieto” fue mi puerta de entrada al trabajo. Fui buscando el trabajo en diferentes grupos por todo el mundo y profundizando en la práctica de los movimientos durante años. La línea de John Bennett siempre me ha dado una perspectiva fresca y dinámica del trabajo.