En busca de la armonía

El mayor error es pensar que una persona es siempre una y la misma. Una persona nunca es igual por mucho tiempo. Está cambiando continuamente. Rara vez permanece igual incluso durante media hora. G.I.Gurdjief

 

(…) Si quieres algo, inevitablemente tendrás que enfrentarte a la fuerza opuesta a lo que quieres, es decir, la segunda fuerza o fuerza de resistencia a lo que quieres, y lidiar con eso » M.Nicoll

La única constante en nuestras vidas es el cambio, un elemento omnipresente que frecuentemente resistimos, aunque en otras ocasiones somos nosotros quienes buscamos introducir cambios en nuestra existencia. Esta dualidad de fuerzas que nos impulsan o se oponen a nosotros representa las polaridades de afirmación y negación, presentes en toda la existencia. Si una de estas fuerzas domina a la otra, se pierde la ecuanimidad y la armonía.

Lograr la armonía es el resultado de un esfuerzo interno destinado a reconciliar estas dos polaridades. No se trata simplemente de dicotomías como sí o no, bien o mal, acción o pasividad. A menudo, lo que consideramos pasivo es en realidad el impulso necesario para alcanzar esa armonía.

Abordar un cambio nos expone a consecuencias inesperadas. Creemos que somos capaces de cambiar por nuestra fuerza de voluntad, pero no siempre somos conscientes de las implicaciones de estos cambios. Abandonar hábitos automáticos puede liberar una nueva energía, que será rápidamente absorbida por otros patrones automáticos, como sucede cuando dejamos una adicción y experimentamos cambios en nuestro estado de ánimo.

El desafío como oportunidad de crecimiento

Cada cambio introduce un desafío, una ocasión para ejercer una exigencia sobre nosotros mismos, elemento fundamental en la tríada de la evolución. La fuerza pasiva se enfrenta a una afirmación precisa, y de esta confrontación surge el reto.

El trabajo no se origina en el lado afirmativo, que queda restringido por la fuerza de voluntad. Al trabajar desde la negación, podemos descubrir métodos más eficaces y sencillos. Enfrentando la resistencia, encontramos vitalidad y la capacidad de elección, que es la manifestación de la verdadera voluntad. Con la ayuda de la tercera fuerza, damos el primer paso hacia la existencia.

Nos vemos a nosotros mismos tal como somos, reconociendo la oportunidad de transformación. Estos desafíos nos confrontan con la resistencia definitiva, esencial para el esfuerzo positivo de la voluntad propia. Las decepciones nos permiten enfrentar impulsos negativos y avanzar hacia nuestro verdadero Yo.

En un estado afirmativo, nos sentimos capaces de realizar esfuerzos y satisfacer nuestros deseos e intereses, y esta iniciativa es necesaria para ciertos propósitos. Sin embargo, la verdadera naturaleza de un estado activo debe fusionarse con la pasiva para evitar el agotamiento. La fuerza pasiva o negadora no es un obstáculo a superar, sino un componente esencial para una nueva manifestación.

Para que algo nuevo surja, se requieren tres líneas de fuerza individuales, y estas fuerzas operan en un orden específico. En la tríada de mi estado equilibrado, comprendo que la decepción es simplemente una etapa, y mi aceptación de la negación me libera de reacciones negativas.

Visión de Gurdjieff y la armonía interior

Gurdjieff introduce una relatividad total en la cuestión de la inmortalidad, afirmando que todo es eternamente real en la medida en que participa en la realidad última. Esta participación se asemeja a la “asimilación de la Palabra” y se manifiesta en el mundo de las impresiones, el “alimento del tercer-ser”. Contemplar el significado de la vida es crucial, junto con la pregunta fundamental: “¿Quién soy Yo?” La visión cósmica de Gurdjieff enfatiza la importancia del surgimiento de la vida, resumida en su afirmación: “La vida es real solo cuando Yo Soy”.

La contemplación requiere unir elementos de conocimiento y experiencia en una perspectiva unificada, posible solo a través de una energía superior de visión. Así, todos los elementos separados se integran en un todo coherente, iluminado por una claridad equivalente a la de un rayo láser.

El equilibrio entre lo activo y lo pasivo

En el proceso de cambio y desarrollo, es esencial equilibrar la fuerza activa con la pasiva para mantener la armonía. La integración de estas fuerzas no es simplemente una fusión de opuestos, sino una síntesis que permite una nueva manifestación de nuestra realidad interior. Este equilibrio se logra cuando aceptamos que la negación y la afirmación son partes de un mismo proceso evolutivo, donde cada experiencia, incluso las decepciones, contribuyen a nuestro desarrollo y comprensión del verdadero Yo.

En este contexto, la comprensión de Gurdjieff sobre la inmortalidad y la realidad última nos ofrece una perspectiva más profunda sobre la naturaleza del cambio y la importancia de la armonía interna. La contemplación y la integración de estas ideas nos ayudan a ver el cambio no como un simple proceso de voluntad, sino como una oportunidad para una transformación más profunda y significativa.

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