Comprender la realidad y la vivencia del presente implica descubrir que cada instante de la experiencia constituye una totalidad en sí misma. No existe nada más, ninguna otra experiencia que la del sujeto que la experimenta.

Si uno se encuentra absorto en la contemplación de una obra de arte, escuchando una melodía o contemplando un paisaje, y alguien formula la pregunta: ¿Quién está ahí? ¿Es posible responder a esta interrogante de manera inmediata, sin recurrir a la reflexión y la búsqueda de palabras? Al buscar una respuesta, nos alejamos del momento presente y nos situamos en el pasado, en una información que proviene de nuestros recuerdos: un nombre, un apellido, una historia, entre otros.

Este estado, al que denominamos «conciencia», puede conducirnos a una variedad de experiencias que vivimos a través de lo que llamaremos nuestro estado de presencia. Sin embargo, surge la pregunta: ¿quién es el que experimenta esto? ¿Qué es este estado? Nuestras experiencias evocan sentimientos, sensaciones o recuerdos, pero no se limitan únicamente a la admiración de una obra de arte, un paisaje o una melodía. En todo momento, estas experiencias están ocurriendo, y es entonces cuando nos encontramos con nuestra atención.

William Segal decía: “La atención es el medio fundamental para que el hombre se revele a sí mismo sus energías latentes. Siempre que uno presencia el estado del cuerpo, la interacción del pensar y el sentir, hay un signo interior, aunque sea leve, de otra corriente de energía. Mediante el simple acto de poner atención, uno da inicio a una nueva alineación de fuerzas”

Prestar atención no es una práctica habitual en nuestro repertorio de acciones; nuestra atención está dispersa, disociada, y carece de silencio. La atención no es simplemente un proceso mental; es una comunión con la sensación y el sentimiento, así como una división de la atención en diversas funciones.

Comenzamos con nuestra sensación. ¿Es posible tener la sensación de la pierna izquierda sin que intervenga el pensamiento? Observamos que, a menos que exista un dolor u otra sensación automática que dirija nuestra atención directamente a esa zona, es improbable que esto ocurra. Podemos pensar en sentir la pierna y, sin embargo, limitarnos solo a pensar en ello, sin experimentar la sensación real. Evitemos ponerle palabras.

La posibilidad de atención se incrementa con el grado de nuestra presencia. Si carecemos de presencia, no tenemos atención en absoluto. Gradualmente, podemos entrar en contacto más directo con la sensación.

Experimentar este fenómeno requiere tiempo. Podemos leer y hablar sobre ello, pero realmente dividir la atención, tener algún recuerdo del cuerpo, de algún sentimiento y de algún pensamiento, requiere muchos esfuerzos. Esto demanda tiempo porque debemos aprender a dividir nuestra atención. Hemos vivido bajo un conjunto de reglas e ideas diferentes. Ahora buscamos un conjunto aún más amplio, pero de una calidad diferente, que implica cierta atención silenciosa, una división de la atención y estar presentes para ese destello de conciencia.

Todo ocurre en un instante, de manera continua, y no siempre estamos presentes para recibirlo. Como en la historia del monje perseguido por un tigre al borde de un acantilado, que tropezó y se aferró a una rama que comenzaba a ceder. Abajo, en el precipicio, había otro tigre, por lo que sus expectativas eran desalentadoras. Entonces vio una fresa, extendió la mano, la arrancó y se la comió. «¡Ah! ¡Es deliciosa!» Esto es realmente lo que se nos ha concedido, solo un segundo para tomar la fresa.

El momento presente no puede ser vivido únicamente como un recuerdo.

Jorge Díaz

Jorge Díaz

Dirijo los grupos de Trabajo y enseñanzas de Gurdjieff en Akhaldan desde 2007. Conocí el trabajo en 1998, fue a través de una persona a la que tenía gran admiración y estima. “Relatos de Belcebú a su nieto” fue mi puerta de entrada al trabajo. Fui buscando el trabajo en diferentes grupos por todo el mundo y profundizando en la práctica de los movimientos durante años. La línea de John Bennett siempre me ha dado una perspectiva fresca y dinámica del trabajo.

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